El 2018 se definió en 2017, por Raymundo Riva Palacio
Post date: Jul 4, 2018 1:24:57 PM
La campaña electoral del Estado de México empezaba a dar visos de un resultado desastroso para el PRI. El partido del Presidente en la tierra del Presidente. Esto no era opción. A pesar de haber pactado con Ricardo Anaya el impedimento de una alianza PAN-PRD para asegurar el triunfo del PRI, los estrategas del PRI y los Pinos buscaron un Plan B: Una negociación con López Obrador.
Andrés Manuel habría nominado a una perfecta desconocida para competir por el Estado de México. La campaña, sin embargo, fue protagonizada por López Obrador. Cuentan que el CISEN tenía registrado que López Obrador estuvo presente en 3 de cada 4 eventos de campaña de Delfina Gómez. Y no solo estuvo presente, sino que también habló más que la candidata en todos los eventos donde ambos personajes convergieron.
El reporte en Los Pinos fue: Andrés Manuel López Obrador y Delfina Gómez están en condiciones de ganar el Estado de México. Inadmisible, el PRI y el Grupo Atlacomulco no podrían perder el Estado de México en el 2017. Era urgente negociar con Andrés Manuel. ¿Qué era eso que Andrés Manuel quería más que el Estado de México? La Presidencia de la República.
¿Valía la pena perder la Presidencia de la República por mantener el Estado de México? Sin duda alguna. Quien quiera que fuere el nuevo Presidente Priista, como en otras ocasiones, negaría sus orígenes y voltearía la espalda a quien lo nominó. El Estado de México, por el otro lado, no es la parte política sino la empresarial, la que pesa. Los intereses del grupo Atlacomulco van mucho más allá de la política, están sumamente arraigados en la zona industrial más grande de México.
La negociación fue sencilla, clara y contundente: Si mantiene el PRI el Estado de México, el Gobierno Federal no solamente no se opondrá a que López Obrador logre la Presidencia, sino que nominarían en el PRI a un candidato que dividiría el voto panista y además, atacaría con la justicia a quien quiera que llegara de candidato en el PAN. Andrés Manuel se mostró incrédulo al principio, pero las muestras de apoyo no tardaron en llegar, y Gutiérrez Müller le hizo ver que este era uno de los caminos pragmáticos que tendría que viajar para llegar al Objetivo Máximo.
El PRI ganó la elección del Estado de México. Dos semanas antes, Andrés Manuel se peleó con periodistas como Jorge Ramos, Carmen Aristegui y Pepe Cárdenas. Mostró su lado autoritario y beligerante, ahuyentó al votante indeciso. Pero más importante, no dijo nada cuando se dieron los resultados. Aceptó la derrota de Delfina en su nombre, como un gran demócrata. Perdía el Estado de México, pero aumentaba sus posibilidades para la Presidencia. El pragmatismo López Obrador-Gutiérrez Müller habría dado su primera muestra de existencia. Vendrían más.
El resto de la película la tenemos clara. Ricardo Anaya y José Antonio Meade, nunca dejaron de pelearse el voto opositor contra López Obrador, mayormente panista. Se ejecutó un cerco informativo sobre Anaya, y se le impuso un equipo de campaña inoperante a Meade. Televisa, Milenio, Reforma volcados a favor de Andrés Manuel. Como resultado, López Obrador tomará protesta como presidente el próximo 1ero de diciembre de este 2018. La decisión del 2018 no se tomó en las urnas este año, se tomó en el 2017 en una mesa de negociación.
Por Raymundo Riva Palacio, 2018